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Nieves Moreno Gallardo

25 de noviembre, día contra la violencia de género.

¡Atención, peligro… 25 N, Día del Aquelarre Feminazi!

ARTÍCULO ESCRITO POR CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN.

 Hay varias fechas especialmente propicias para que algunas “organizaciones de mujeres”, partidos políticos, algunos sindicatos, y muchos feministos/feministas (¿Feminazis?) aprovechen para propagar falsedades, y de paso linchar y vejar todo lo que huela a ’masculino’: las más señaladas son el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora; el primero de mayo, Día de los Trabajadores; y el 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia sobre las Mujeres.

 Este 25 de noviembre, domingo, es uno de esos días -quizás el que más- en los que solo falta que nos obliguen a los hombres a que pidamos perdón por haber nacido hombres. Es patético que ya haya muchos que lo vengan haciendo, no solo este día, sino el resto del año, y que entre otras cosas nos hagan responsables de una supuesta ’deuda histórica’ con las mujeres.

Una vez más, como todos los años, los días previos a la efemérides se repiten por doquier falacias y más falacias. Embustes que algunos tienen el convencimiento de que a fuerza de ser repetidos se acabarán convirtiendo en verdades; a la manera de Paul Joseph Goebbels, ministro de propaganda del Tercer Reich bajo el mandato de Adolf Hilter, que afirmaba que “una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad”. 

Aunque este año las mentiras feminazis están pasando más desapercibido, pues los españoles tienen motivos para ocuparse y preocuparse en cuestiones más mundanas, como qué llevarse a la boca, con qué vestirse, conseguir empleo, los desahucios, y las pretensiones secesionistas de Arturo Mas y compañía. Además de la tan manoseada crisis y “a ver cómo y cuando echa definitivamente a andar, y comienza a cumplir su programa el gobierno del Partido Popular”.
Vamos a hablar de uno de los dogmas del amplio repertorio del pensamiento único, de lo política y socialmente correcto. A saber: la lacra social de la violencia de género.

Permítaseme preguntar, teniendo en cuenta la cantidad de dinero, jueces, policías, guardias civiles, etc. que se dedica a este asunto: ¿Son unos inútiles todos ellos, o es que el asunto es un fraude enorme, del que ’vive’ mucha gente, y tras de ello está la denominada por muchos ’industria del maltrato’?
¿Por qué quienes un año tras otro no paran de repetir la misma cantinela, no acaban haciendo algo para remediarlo? No olvidemos que en España hay más de 100.000 mujeres, políticas profesionales, dedicadas al asunto de ’igual-da y género’.

Los feministos y feministas (cargos públicos y cargas públicas, y demás parásitos) atribuyen la responsabilidad a cuestiones como ’el patriarcado’, el sexismo, el machismo, ’brechas de género’...

Hablan, un día sí y otro también, de tomar medidas de ’discriminación positiva’. ¿Pero no habíamos quedado en que se debe aplicar en todos los ámbitos, la capacidad, el mérito, la igualdad de oportunidades, sin discriminación por razón de sexo u otra circunstancia personal, la igualdad de todos ante la ley, el derecho a un juicio justo, a la presunción de inocencia, etc.?

Pues yo voy a dar datos demostrativos de que en este asunto lo que predomina fundamentalmente es la mendacidad, o como poco las medias verdades.

El 26 de septiembre de 2002 se creó el Observatorio de la Violencia de Género, presidido por la Juez del Tribunal Supremo Montserrat Comas. El informe del Consejo General del Poder Judicial respecto de la violencia doméstica, o intrafamiliar, en el periodo 2001/2002 reflejaba que el 30% de muertes en el ámbito familiar fueron de varones y el 70% de mujeres (también se pueden consultar informes del Ministerio del Interior y otros como los de la Asociación Unificada de la Guardia Civil, ’casualmente’ coincidentes).

¡Casualidad de las casualidades! El año 2000 el Instituto de la Mujer dejó de publicar las muertes de hombres en el ámbito familiar; su último informe coincidente con el del Ministerio del Interior reflejaba un 60% de muertes de mujeres, 40% de hombres.

He aquí algunos datos llamativos sobre personas muertas por violencia doméstica (información del Ministerio del Interior, ¡ojo!):

Año 1997: 40 hombres, 52 mujeres.
Año 1998: 50 mujeres, 44 varones.
Año 1999: 37 hombres, 56 mujeres.
Año 2000: 67 mujeres, 44 varones.
Año 2001: 38 hombres, 68 mujeres.
Año 2002: 77 mujeres, 52 varones.
Año 2003: 49 hombres, 86 mujeres.

¡Otra casualidad más! El año 2003 comienzan a aparecer ’discrepancias’ entre los datos que ofrece el Ministerio del Interior y los que aporta el CGPJ -léase Obervatorio de la Violencia de Género-.

Comienza la ocultación descarada de las muertes de varones con el ’objetivo estratégico’ de crear el binomio ’mujer-víctima de la violencia de género’y lógicamente el de ’hombre-maltratador’.

Por poner un ejemplo, el Anuario Estadístico del Ministerio del Interior publicado el año 2005, destacaba que de las personas adultas muertas por violencia doméstica, 72 fueron mujeres y 57 varones… desde entonces en España, hasta hoy se continúa conservando una proporción semejante. 

Obviamente las cosas pueden decirse de muchas maneras, dependiendo de la intención que se tenga. 

Los y las participantes en el aquelarre feminazi del 25 de noviembre (y sus trovadores) nos las cuentan ’de otra manera’, desde la perspectiva de género, nos dicen.

Casualmente se está comentando en los últimos días, por parte de los medios de información, la intención del Ministro de Justicia de de reformar el actual Código Penal para desjudicializar las relaciones de pareja, y las situaciones más o menos vejatorias o de maltrato leve, que se supone que es “unidireccional”, o mejor dicho de un solo sentido, pues como proclama la “perspectiva de género” las mujeres son unas benditas pacifistas que tienden a resolver sus desavenencias con los demás de manera cordial y dialogante, dando por supuesto que la violencia, como el coñac Soberano es cosa exclusivamente masculina.

De veras que es un insulto a la inteligencia seguir afirmando tales embustes, tal como hace la Ley Integral contra la Violencia “de Género”, llegando al punto de afirmar sin sonrojo que cualquier relación amorosa, sentimental, entre hombre y mujer es una relación “desigual”, donde el hombre tiende a ejercer siempre dominio sobre su compañera, y es esencialmente –siempre- una relación violenta, casi de manera inevitable, y por tanto cualquier acto sexual entre hombre y mujer es equiparable a una violación… 

Todas estas imbecilidades, todas estas falacias han llevado a legislar atrocidades tales como la creación de tribunales de excepción en los que solamente se juzga a los hombres, los denominados “juzgados de violencia de género”, en los que se violan de manera sistemática los más elementales derechos constitucionales como el derecho a la presunción de inocencia (con el aval del Tribunal Supremo, que en su jurisprudencia considera suficiente la declaración de la mujer, en caso de no haber pruebas, para condenar al supuesto maltratador… insisto, la versión “oficial” del feminazismo o feminismo de género, es que solamente existen maltratadores…) También se conculca un día sí, y el otro también, el derecho/recurso de hábeas corpus, y el derecho a un juicio justo con plenas garantías legales, y para más INRI (con el aval del Tribunal Constitucional, entonces presidido por la destacada feminazi María Emilia Casas Bahamonde) se condena a los hombres a penas más severas que a las mujeres cuando cometen los mismos ilícitos penales…Ni que decir tiene que la legislación vigente ignora por completo que en el ámbito familiar todos los miembros están expuestos a maltrato, sea con o sin resultado de muerte, sean mujeres, sean hijos, sean hijas, ancianos de ambos sexos, y… también hombres. Tal es así que las estadísticas del Ministerio de Interior, del Instituto Nacional de Estadísticas, la información de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, y las diversas policías regionales, demuestran que de cada cien personas adultas muertas por disputas conyugales, cada año, entre treinta y cinco y cuarenta son hombres… La información de las asociaciones “de mujeres” y sus acólitos y trovadores también se “olvidan” mencionar que más del sesenta por ciento -60%- del maltrato a la infancia y a las personas ancianas es perpetrado por mujeres… Y también se olvidan mencionar que España ocupa, afortunadamente, uno de los últimos lugares de la lista de los 27 países de la UE en violencia intrafamiliar, siendo los lugares más violentos, los países supuestamente más “civilizados”: Suecia, Noruega, Alemania, Gran Bretaña…

Curiosos, y sorprendentes lapsus sobre los que los medios de información parece que hubieran subscrito un pacto de silencio…

¿Por qué no se habla nunca de que España ocupa, año tras año, el segundo lugar por la cola de los países de la Unión Europea en cuanto a violencia intrafamiliar
¿Por qué solamente se habla de la violencia ejercida sobre las mujeres y nunca o casi nunca sobre los ancianos, los niños, y mucho menos de cuando las víctimas son varones adultos? 

Según datos de Cruz Roja Española, cada año más de 700.000 niños españoles menores de 15 años sufren accidentes o violencia o situaciones de desamparo en el ámbito familiar, de los que alrededor de 1.000 son con resultado de muerte. Esto nos lleva a la conclusión de que todos los días los medios de información, los telediarios, los noticiarios deberían informar de un par de menores fallecidos por accidente doméstico.

Por supuesto, a nadie se le ocurre proponer detenciones masivas de fabricantes de juguetes, de vendedores de juguetes o de cualquier persona que se encuentre en las proximidades de un niño llorando diciendo que se ha caído y se ha hecho daño. Tampoco se han creado tribunales de excepción para juzgar exclusivamente a quienes ejercen violencia, son negligentes u ocasionan situaciones de desamparo a los niños y adolescentes.

Según la Oficina del Defensor del Paciente, cada año mueren en España entre 500 y 600 personas debido a negligencias médicas. Si por cada queja de cualquier paciente, la Policía procediera a la detención de los médicos, en los centros penitenciarios pasaría a haber tantos médicos como en los centros hospitalarios.

Resulta especialmente llamativo que en un contexto en el que anualmente mueren en España no más de 60 o 70 personas adultas (de sexo femenino) sí que se considere adecuado detener inmediatamente a los hombres ’supuestamente implicados’ (como dice la denominada "ley integral", para proteger a las mujeres) sin permitírseles ejercer su derecho a la presunción de inocencia, negándoseles su derecho constitucional al ’recurso de habeas corpus’, con ingreso inmediato en prisión preventiva, como si se tratara de un delincuente peligroso y un sinfín de consecuencias que pueden derivarse de ello, como la pérdida del puesto de trabajo, etc.

Existen abogadas/os que aconsejan a sus representadas/clientes que denuncien falsamente, por supuestos malos tratos, como vía rápida para expulsar de casa al cónyuge, obtener de inmediato el uso de la vivienda común, y la custodia de los hijos, lo que supone una fuente de ingresos fija y segura, al menos hasta que los hijos se independicen.

En el año 2004, los suicidios relacionados con procesos de separación y divorcio supusieron la muerte de 257 hombres y 32 mujeres, 289 personas (ni que decir tiene que, estas cifras ya han sido desafortunadamente superadas de forma amplia). No obstante, esto no dio lugar a plantear siquiera el debate sobre la conveniencia, o no, de la actual legislación en materia de separación y divorcio, ni a la creación de un observatorio para el control del suicidio en España (el dato se engloba dentro de más de 3.000 suicidios anuales de hombres por diferentes motivos), ni a la creación del instituto para la prevención del suicidio 

Una tasa de 38 suicidios de hombres divorciados por cada 100.000 habitantes, frente a una tasa de seis suicidios de mujeres divorciadas por cada 100.000 habitantes, parece que no es motivo suficiente para plantear una revisión de la legislación y de la forma de aplicar dicha legislación (máxime si se compara con los datos de violencia domestica: 1,1 agresión por cada 1.000.000 de habitantes en el caso de agresores españoles y 4,4 en el caso de agresores extranjeros).

También en el año 2004, en el Congreso de Psiquiatría Forense celebrado en Madrid en marzo, se reconoció por forenses de reconocido prestigio como García-Andrade que más del 85% de las denuncias contra hombres son falsas.
Pero... ¿a quiénes beneficia todo esto?

El Ministerio de ’Igual-da’ -actualmente integrado en el de Sanidad, dirigido en la actualidad por la feminazi Ana Mato (o entidades varias de ’Asuntos Sociales’) subvencionan con carácter ordinario o extraordinario a asociaciones que se dedican a los ’temas de la mujer’: se dedican ingentes cantidades de dinero a puntos de encuentro, casas de acogida -de la mujer-, “acciones formativas”, supuestos “planes de igualdad”, seminarios, simposios... Y, ¡qué casualidad, otra más! Los órganos de gobierno de determinadas ’asociaciones de mujeres’ suelen coincidir con las/los titulares de determinados despachos de abogad@s, psicólog@s, etc. que, ¡será, también, casualidad!, consiguen un enorme éxito en las solicitudes de órdenes de protección-alejamiento que promueven en los tribunales (de varones por supuesto).
Todo ello genera un lucro inmenso, una ubre gigantesca de la cual maman, como poco, 100.000 mujeres profesionales de ’igual-da y género’… 

¿Pero no habíamos quedado en que España está atravesando una perversa crisis económica? ¡Huy, perdón que hoy no tocaba hablar de “eso”!


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