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Nieves Moreno Gallardo

MARIA SANAHUJA DE NUEVO EL DEDO EN LA LLAGA

http://www.elpais.com/articulo/opinion/apologia/existio/elpepuopi/20091208elpepiopi_4/Tes

TRIBUNA: ENRIQUE LYNCH  La apología que nunca existió

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La juez María Sanahuja denuncia otra vez el feminazismo.
«Miles de hombres son DETENIDOS por presuntos casos de maltrato que luego acaban en nada»
Cuando María Sanahuja habla sobre malos tratos es imposible que no surjan reacciones críticas desde sectores hembristas.
Es tajante y se mantiene en que la Ley de Violencia sobre la Mujer es un fracaso. Y que miles de hombres son detenidos por denuncias falsas por razones sexistas: su sexo es políticamente incorrecto. El gobierno hembrista del PSOE está encarcelando masivamente a una parte de la sociedad: cualquier varón que sea denunciando, aunque sea sin pruebas o mediante denuncias falsas.
He aquí un extracto de la entrevista que ha realizado la juez Sanahuja para el diario La Razón.
- Creo que ya son más de cien. La verdad es que son muchísimos, y espero que el Tribunal Constitucional responda. Si cada año se interponen más de 140.000 denuncias por malos tratos, y nos dan datos de lo que ha ocurrido finalmente con 8.000 o 10.000 casos, ¿qué ocurre con el resto de miles? No nos dicen qué pasa con el resto. La presidenta del Observatorio dijo, al cumplirse un año del funcionamiento de los Juzgados de Violencia Doméstica, que el 59 por ciento de los casos son archivados o sobreseídos.
- ¿Y qué sucede entonces?
- Como cada vez que se produce la denuncia se da la detención inmediata del individuo, supone que son miles de individuos detenidos al año en este país por supuestos malos tratos a sus parejas, en casos que luego acaban en nada. No creo que proceder a la detención inmediata sea razonable sin realizar investigaciones mínimas, porque supone pasar dos noches en el calabozo, y eso causa traumas.
- ¿Y cómo afecta esto a los jueces?
- Actuando de esta manera indiscriminada, sin una investigación -que es el factor clave-, los jueces no somos capaces de detectar los casos graves de violencia, y se nos siguen muriendo el mismo número de mujeres o más, que supone el despliegue de una gran cantidad ingente de medios que no llegan para ofertar ayuda a los casos más necesarios. El autor del libro también achaca todos los problemas de esta ley al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuando la Ley de Violencia sólo acentúa una línea iniciada y ya perversa por sobre todo el último gobierno del Partido Popular, que modificó el Código Penal y la Ley de Enjuiciamiento Criminal en 2003, que fue el que inició toda esta dinámica. Mi primera rueda de prensa sobre este tema fue en 2004, y la ley de violencia ni siquiera estaba en el Parlamento. Y ya se vio que no se estaba yendo por el buen camino.
-¿Cuál es su queja?
- No se puede actuar impunemente contra el hombre por el simple hecho de ser hombre, por lo que se debe denunciar la vulneración de los derechos fundamentales que se está realizando en nuestro país. Sobre todo porque no se está consiguiendo el fin de la ley, ya que no se está ayudando a las mujeres que sufren los casos graves de maltrato. A mí me emociona cuando voy al colegio a buscar a mis hijas y muchas abuelas me dicen que no ven a sus nietos porque con la aplicación de un derecho de un modo abusivo se les está negando no a muchos padres, sino también a muchos abuelos, el volver a ver a sus nietos.
- Hablemos de cifras.
- Si el Observatorio dice que en un año hay 8.495 sentencias dictadas por los Juzgados de lo Penal, de las que un 39 por ciento fueron absolutorias, que son 3.273, significa que hubo unas 5.200 condenas. Alguna más habrá en conformidades en los Juzgados de Violencia, pero quiere decir que de las 140.000 denuncias que hay al año, el porcentaje de condenas puede ser ¿10.000? ¿O 20.000? ¿Y qué pasa con las 120.000 restantes, resultantes de todos aquellos a los que hemos detenido?
- El Observatorio del CGPJ dice que sus declaraciones son «ofensivas».
- Somos pocas las personas que manifestamos públicamente lo que pensamos. Sí es cierto que mis palabras tienen más repercusión mediática que lo que dicen mis compañeros en voz baja en los pasillos.
- ¿Los jueces a los que usted representa la apoyan en su postura?
- Con mis compañeros no he tenido ningún problema, al contrario. Después de mi primera rueda de prensa recibí aplausos de los compañeros de la Junta de Instrucción de Barcelona, y lo único que hice fue decir en voz alta algo que los demás decían en voz baja. Es cierto que decirlo en voz alta supone recibir un aluvión de críticas, pero yo creo que ya se ha abierto una pequeña brecha para que muchos digan lo que está pasando. Yo siempre digo que cualquier persona vaya a los juzgados de lo Penal, que son públicos, para que se vea lo que estoy diciendo, qué ocurre cada día y que no me lo estoy inventando, como que por supuestos muy leves se están pidiendo penas muy altas. Por un «vete a la mi****» de un marido a su esposa, se están pidiendo nueve meses de cárcel. Por un «te vas a enterar» durante un proceso de ruptura, o por un empujoncito que no causa lesión se están pidiendo también penas altísimas.
- ¿Qué necesitan los jueces?
- Se está empleando una cantidad ingente de dinero pero de una manera desorganizada. Pedimos que alguien se encargue. En la ley debería haberse fijado una figura para organizar los distintos departamentos de la Administració n -con Sanidad, Educación, Justicia, Interior y con Bienestar Social- para que no se repitan Oficinas de Atención a la Víctima que están informando de una manera desorganizada y distinta unas de otras. Se están repitiendo unas ayudas y no se están garantizando otras. Hay que ordenar esta situación. El resultado es que tenemos a varias administraciones haciendo lo mismo, pero como no se coordinan y como no se han fijado los criterios de actuación, se ayuda mal a las víctimas. Y además se deben ofertar los servicios que hacen falta. Por ejemplo, se han puesto casas de acogida donde no hay nadie, y luego faltan plazas en los lugares donde se necesitan. Y son una buena idea, a la espera de que se haga una investigación inicial.
- Entonces, sugiere usted que debido a la presión mediática sobre este asunto se están realizando detenciones sin pruebas.
- Sí, porque la Policía tiene pánico a que una mujer presente una denuncia, que no se proceda a la detención inmediata y luego pase algo, porque entonces van a hacer a la Policía responsable de esta situación. Por eso lo que hace es, por prevención, detener a casi todo el mundo, a menos que vean una situación realmente escandalosa en la que no sea necesario, pero esos son pocos casos.
- Y entonces empieza el colapso judicial.
-Así es, ya que luego nos los traen a los juzgados de guardia o de violencia doméstica. Y el juez, que tiene en una mañana infinidad de casos -e invito a cualquier persona a que lo vea- tiene que ver en minutos, y con las simples declaraciones de uno y otro, qué resuelve. Lo más sencillo, en prevención, es dictar una orden de alejamiento, es decir, expulsar a uno de los cónyuges de la casa, que siempre es el señor, claro. Normalmente, en los juzgados tampoco se realiza una gran tarea de investigación, porque principalmente ésta es una labor de la Policía. ¿Y qué hacemos? Si devolvemos a la Policía tal cantidad de órdenes, son incapaces de proteger a nadie. Por eso necesitamos datos suficientes para saber qué casos son los realmente graves. Y la saturación es importante. De cuatro asuntos civiles se resolvió sólo uno. Son unos juzgados con una congestión mayor que la sala primera del Tribunal Supremo.
- ¿Qué pide usted para solucionar estos problemas?
- Es imprescindible la modificación inmediata del Código Penal para tipificar hechos graves con penas graves, definir qué es maltrato. Eso es un clamor. Se ha hecho un Derecho Penal de autor, en el que se castiga a un hombre por el simple hecho de ser hombre, y esta fórmula ya ha sido desterrado de todos los países del mundo.
Reciban un cordial saludo.

TDomingo González Alonso
el: +34 615 055 250

1 comentario

Reality -

María Sanahuja es una mujer con mayúsculas, una hembra de verdad. Envidio a quien la trnga por compañera.