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Nieves Moreno Gallardo

ZAMBULLIRSE EN LA VID A, DEJAR DE BUSCAR Y EMPEZAR ASENTIR (Por Francisco Javier Pérez Muñoz)

Desde el módulo 3 de la Prisión de Jaén:Parte de este artículo esta basado en "la liberación en la vida cotidiana" publicado en al revista Mente sana, del último libro de Jeff Foster. Y yo, como no.

Nos pasamos la vida buscando, ya sea bienes materiales o respuestas espirituales. Pero buscar presupone que hay algo que no está aqui ahora, lo que resulta frustrante. El secreto es que no hay nada que perseguir. La vida es un fin en sí misma, una gran ofrenda que hay que acertar. Vivir el presente nos permitira deleitarnos a cada instante.

Vamos a la raiz: esto nunca nos parece suficiente. Nos pasamos la vida buscando, anhelando y deseando otra cosa, algo más, algo distinto a lo que ahora ocurre. Buscando algo en el futuro que nos satisfaga, nos complete y nos salve. Buscando respuestas....asaeteamos a preguntas hasta volvernos locos.

Jamás hemos sabido descansar aqui, relajarnos completamente  en lo que está ocurriendo. Estamos sometidos a impulsos que nos empujan hacia un momento futuro en el que suponemos que las cosas iran mejor. Y, como nuestra atención está tan apretada en el futuro -como en su reflejo el pasado- lo que ahora acaba reduciendo a un medio para alcanzar un fin, un simple momento en una larga secuencia compuesta por muchos otros momentos y, como nunca estamos contentos con esto, siempre esperamos un futuro mejor. Eso es precisamente, lo que llamo "busqueda". Y, en este sentido, todos somos buscadores, porque todos estamos buscando algo. La búsqueda se expresa de muchas formas diferentes. El llamado mundo material, buscando dinero, felicidad, estatus, relaciones mejores y más satisfactorias, una sensación de identidad más fuerte. Cosas que nos haga sentirnos más seguros. En el mundo material es importante saber quiénes somos, de dónde procedemos, no olvidar que todos somos humanos, hacer que nuestra vida funcione honorablemente, alcanzar nuestros objetivos,  sin hacer perjuicio y satisfacer nuestras ambiciones dignamente. En el mundo material, es muy importante triunfar ¿pero a veces a que precio?, la búsqueda se inicia para ser alguien en el mundo, hacer algo con nuestras vidas antes de dormir. Pero se puede dormir con la conciencia  tranquila, funcionando delicada y honestamente. Por eso el mundo material suele ser tan insatisfactorio y nos orienta también hacia las enseñanzas espirituales. Entonces, el objetivo cambia. Ahora queremos despertar iluminados.  Ya no queremos un coche sino acceder a un estado alterado de conciencia. Ya no queremos una relación sino beatitud permanente. En lugar del éxito mundano, queremos albor; perder algo llamado ego y transcender algo llamado mente. Estoy totalmente inclinado, hacia esto de la conciencia libre y sana, creo, no estoy seguro, que es el camino hacia un espirítu libre, iluminado y sobre todo lleno de paz y alegría.

Yo estoy en la cárcel pero mi mente no, mientras que otras personas están en la penal del mundo de la hipocresía y la maldad.  Pero la búsqueda espiritual, como la material, sigue siendo una búsqueda. Se trata del mismo movimiento mental: orientarse hacia un futuro inexistente. Y lo que se halla en la raíz de toda la búsqueda es el "YO".  Quiero tener un millón de euros en el banco y también quiero tener, para mí, la iluminación espiritual. ¡YO, YO y más YO!. El núcleo de toda búsqueda se asienta la sensación de ser entidad separada de la vida, separada de esto, de los demás, del mundo y de la fuente. El núcleo de toda búsqueda se halla la sensanción de no estar completos, de estar fragmentados, perdidos, alineados y, en suma alejados de nuestro verdadero hogar. Y, en muchas ocasiones creando dolor, que llega afectar hasta nuestros seres mas queridos, creando el caos. Y volvemos a lo mismo "YO, YO, más YO Y LUEGO YO TAMBIÉN" El yo separado siempre repite el mismo mantra: ¿NO ES SUFICIENTE". Y esta sensación de carencia está tan profundamente arrigada que impregna toda experiencia, sin que nos permita ver más halla del egoismo, es como la sensación de no estar en casa. En algún momento estuvimos en casa, pero ya no. Y, en tanto que individuos separados, vivimos que ni siquiera podemos nombrarla. Es como cuando de niños, nuestra madre nos dejaba solos en la habitación. Nos veíamos desbordados por una añoranza y nostalgia que, pese a ser inexplicable se dirigian al núcleo mismo de nuestro ser. Esta nostalgia parece brotar directamente de la sensación de ser una persona separada. Pero no es nuestra madre lo que añoramos. Lo que queremos es regresar en suma, a lo que éramos antes de que todo esto empezara.

Donde hay separación también hay nostalgia, la nostalgia de acabar con la separación, de curar la división, de poner fin a la sensación de contracción y de expandirnos de nuevo en la inmensidad. Jamás hemos estado separados de la totalidad. Lo único que existe es el sueño de esa separación.

Pero siempre, a pesar de ello, hemos estado buscando el camino de regreso a nuestro hogar. Obviamente, jamás lo reconocimos así, porque esta añoranza manifestó como el deseo de un coche nuevo, de tener más dinero de tener a ese hombre a esa mujer que, tuviesen los dos, material y espiritualidad. Pero eso, de espiritualidad y material no son sinónimos, sino, que en alguna medida son lo opuesto.

Decía Platón, aunque no sea tan famoso como Belén Esteban: Un espirítu libre no debe aprender nada como esclavo, las lecciones que se hacen entrar por la fuerza en el alma, no tienen ninguna fijeza. No emplees la violencia en nuestras lecciones, hazlo de manera que se instruyan jugando y así te pondrás en mejor situación de conocer las disposiciones de cada uno.

Pero, por mundano que fuese su manifestación, siempre hemos añorado secretamente perder el mundo y zambullirnos  en la vida. Entonces, abriremos los ojos y nos encontraremos , como un recién nacido, con todo esto.  Tengo que confesar que, muchas personas....me trataban y decían que era un niño, nada muchas gracias. Dejad que los niños vengan a mi, dijo Nuestro Padre Jesús.

Cuando el individuo desaparece, ves por primera vez. Miras y te descubres sentado en una silla. Y, por mas que tengas la sensación de que la silla no debería estar ahí, lo cierto es que sí lo esta, y te sientes sumamente agradecido. Miras y descubres una silla que se ofrece y te sostiene incondicionalmente  sin pedirte nada a cambio. No le interesa lo que hayas hecho o dejado de hacer; lo que hayas logrado o dejado de lograr, lo que creas o dejes de creer. Le da lo mismo si eres un triunfador/a o  un fracasado/a, si has alcanzado tus objetivos; si crees estar iluminado o no.  Le da igual tu aspecto; si estás sano o enfermo, si eres budista, judío o cristiano, si joven o viejo, y si entiendes o dejas de entender. Lo único que la silla hace es ofrecerse de manera incondicional. El mensaje es muy sencillo y lo transmite algo tan normal y corriente como una silla. Y, no solo una silla, si no todas las cosas. Todas las cosas se ofrecen de manera incodicionada. Lástima, que esta ofrenda, no sea de ciertos seres humanos, pero afortunadamente, sí los animales.  El secreto es este: la vida, en realidad , no es tal. Es una ofrenda. Y esto es lo que ahora mismo nos esta ofreciendo. Nos ofrece el momento presente , todo lo que esta ocurriendo, aquí y ahora, esta presencia ¡HOLA! y esta vitalidad... Nos ofrece todo un mundo aparente, lleno de imágenes ¿que está imaginando?.

Sonidos y olores en cuyo interior no hay absolutamente nadie. Pero, a decir verdad, tampoco hay aqui ningún mundo, lo único que hay es esto, tú y tus acciones, para bien o para mal y sus consecuencias. Y siempre, con la misma mirada inocente de un niño, por eso estoy agradecido a todas esas personas que decían que yo era un CRÍO. Gracias... ves esto por primera vez. Pero a decir verdad, tampoco me importa si lo decían para bien o para mal, el caso es que malgastaba o impregnaba ternura. Y las palabras ni siquiera pueden llegar a rozarlo. Esto para la mente es una autentica locura. La mente dice: ¿pero como no va haber ahí una silla? ¡si fuí yo mismo quien la puso! ¡Fui yo quien puso en marcha todo esto! pero la mente ni siquiera puede empezar a entender la maravilla de lo que  es. No hay que preocuparse por ello, no es necesario, no porque no halla nadie que lo reconozca, ni lo valore, la sorpresa es por ello, menos sorprendente.

Pero sigamos un poco más. Mira tu respiración: inspiras y exhalas, dentro y fuera, sin ningún esfuerzo y lo más importante sin pedirte nada a cambio, absolutamente nada. Y la respiración también se halla presente en tus sueños más profundos, cuando no hay nadie ahí para saberlo. No está ahí, pero la ofrenda sigue viva y presentándose. Y tu corazón sigue latiendo bombeando sangre a todo el cuerpo, sin pedirte nada a cambio. Pon la mano en tu pecho siéntelo como una bomba. Es una ofrenda honesta y gratuita. Un buen día desaparecerá. El corazón dejará de latir, pero ahora está latiendo, la respiración cesará, pero ahora respiramos. No tenemos nada asegurado, ni otro día, ni otra hora, ni otro instante, no desperdiciemos ni un segundo en vivir el presente, eso, si todo de manera honesta, leal y sin mentiras, por favor. Todo es gratuito. Las sensaciones, los sonidos y hasta los pensamientos que, originándose en ningún lugar, se disuelven en ningún lugar. Esa es la unidad. ¿Qué hubiese pensado que eso que llamamos liberación era tan sencillo? ¿Qué se trataba, simplemente, de ver la vida tal cual es, aunque te encuentres entre rejas como yo? A la mente le disgusta este mensaje porque pone fin a su historia de control físico y mental, a la búsqueda pero no dejaré que modifique mi forma de pensar. Esto resulta demasiado ordinario... pero mira por donde, en la búsqueda de lo extraordinario lo que convierte esto en ordinario. Buscar algo fuera de este lugar tétrico, patético de hipocresía, derrochando presión de poder, injusticias reprimidas por todos los aspectos y lo peor seducido por otros y otras, que convierten el mundo en algo aburrido ¡nos aburrimos tanto de esto que queremos eso! ¡Nos aburrimos tanto de esto que queremos despertar de esto!.

La búsqueda espiritual siempre ha estado arraigada en el rechazo del momento presente. La búsqueda de la vida siempre ha sido un movimiento de alejamiento de lo que es.

Si observamos a un niño pequeño, veremos su capacidad de sorpresa ante la vida tal cual es. Pero los adultos nos hemos alejado de esta inocencia infantil: nos convertimos en personas serias y perdidas en la búsqueda, esforzándonos en ser alguien, en triunfar, en que todo sea perfecto para nosotros, al precio que sea, aunque en esa hipocresía, no nos demos cuenta que hemos destrozado nuestra propia vida y quizás tampoco evidentemente nos demos cuenta que hemos destrozado a otras personas. Por eso siempre estamos tan agotados. Pero tras esa búsqueda, no obstante, todos somos críos o niños, y seguimos viendo el mundo por primera vez. Aunque te encuentres preso. Lo que ocurre es que estamos perdidos en el juego de devenir de la vida.

Esto es todo. ¡Ah no! gracias por este momento, aquí y ahora. No perdamos de vista que, lo que pensamos, se traduce en lo que somos. Se despide, un aspirante a dos titulaciones universitarias. Seguiré todos los caminos que me lleven a completar Psicología y Filosofía.

Francisco Javier Pérez Muñoz

 

 

 

1 comentario

María Jesús -

Toma ya... :)