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Nieves Moreno Gallardo

VARONES APUÑALADOS, JUECES AMORDAZADOS (Por Francisco Javier Pérez Muñoz)

Nota de Nieves Moreno, administradora del blog: Aunque concebí esta rudimentaria página para denunciar públicamente el atropello que la justicia ha cometido con mi hijo, he considerado interesante dar voz a otros hombres que también cumplen condena por motivos similares, como en este caso, Francisco Javier Pérez Muñoz. Esto no quiere decir que los puntos de vista expresados en sus artículos coincidan completamente con los míos, aunque como defensora de la libertad de expresión, me veo en la obligación moral de publicarlos tal cual los he recibido.

VARONES APUÑALADOS, JUECES AMORDAZADOS (Por Francisco Javier Pérez Muñoz)

DESDE LA PRISIÓN DE JAÉN. Hoy por hoy, los jueces y juezas, que ejercen la profesión con conocimiento de ella y de sus limitaciones, se dedican exclusivamente a lo que saben, para lo que se han preparado, con una carrera universitaria de Derecho y una especialidad que los capacita para interpretar delitos objetivos y aplicar penas de acuerdo con el código vigente. Por eso, en ocasiones, sus veredictos producen incomprensión y sorpresa. Desde 2005 disponen de una herramienta más. Penosa y macabra, porque pasa por encima de los derechos del ser humano y porque con ella toman decisiones que contribuyen a la generación de alarma social. Me refiero a la Ley de Violencia de Género (o ley de Igual Da) que este gobierno ha planeado para apuñalar al varón en pleno corazón.

Y es que el Tribunal Supremo acaba de absolver a UNA MUJER de un delito nada más y nada menos que de homicidio en grado de tentativa, tras haber apuñalado a su compañero en pleno corazón. Y mira tú por donde, la explicación es que ella era una mujer maltratada. Menuda herramienta para poder intentar matar gratis al marido.

Pero es que la Audiencia Provincial de Cantabria ya le había aplicado previamente a esta pobrecita mujer todos los atenuantes posibles para un homicidio en grado de tentativa: Embriaguez, confesión y legítima defensa. Circunstancias imposibles de averiguar puesto que el apuñalado es un hombre y, como tal (gracias a la ley de Igual Da) su versión de los hechos es irrelevante aunque seguramente sea diametralmente opuesta. Y punto.

Al parecer, la puñalada fue en legítima defensa, debido al estado anímico "de terror y pánico". Increible pero cierto. Aún más deleznable resulta que los jueces justifiquen que, por este supuesto "terror y pánico" esta mujer no clavase su certera estocada en otra zona que no fuese el corazón. Al menos así lo razonan nada más y nada menos que los señores magistrados del Tribunal Supremo, para quienes el terror y el panico impedian a esta mujer decidir serenamente a dónde dirigir su puñalón (hacer diana) en otro sitio distinto del corazón. Es de suponer que los próximos varones que asesinen a sus mujeres también alegarán en los juicios, viendo este precedente, que eran maridos maltratados y que en ese momento estaban padeciendo una crisis de terror y pánico.

No es dificil de imaginar el evidente sentimiento de desprotección cruel que en esta tierra sentimos los varones, seres a quienes se nos están quitando nuestros derechos como ser humano. Siempre como si el varón fuese enemigo público y natural de la mujer. Estamos sufriendo incomprensión, pena e indignación por esta serie de atropellos incalificables que se nos infligen a los seres humanos que osamos mear de pie.

Lo que más me temo es que tengo dos hijos, y ambos son varones. Temor que supongo que, por el bien y el futuro de nuestros varones, comparten conmigo la sociedad en cuyo ámbito de actuación se encuentra esta porquería de justicia feminazi. Porque nuestros varones podrían ser apuñalados en pleno corazón por sus agresoras, las cuales no tendrían ni una mísera multa de 100 euros. Así es como está España, y los jueces no hablan porque, como cualquier varón, llevan una mordaza que les impide ser objetivos y justos. En casos de violencia en la pareja se limitan a trabajar con la herramienta feminazi que hay y hacen mecánicamente lo que saben, aplicando una obvia y dura injusticia para el varón. Pues perdonen, pero para mi, participar en el horror de facilitar el camino de seres humanos varones hacia las cámaras de gas, es allanar el camino para que un buen día también entre en esa cámara de gas algún hijo, hermano, sobrino, tío, padre o nieto suyo. Piénsenlo.

Francisco Javier Pérez Muñoz

 

 

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