Blogia
Nieves Moreno Gallardo

LA INCONGRUENTE JUSTICIA V

 

CONDENADO UN JUEZ POR SU “BRUTAL CRUELDAD” CONTRA UNA FUNCIONARIA

 

Leo con estupor el titulo de la noticia CONDENADO UN JUEZ… ¿condenando a qué?. Condenado a irse de rositas después de haber maltratado a una mujer. Estos son los maltratadores que a las instituciones feministas les interesa, maltratadores que lo reconocen todo para poder quedar absueltos o sea libres y acampar a sus anchas, poco les importa a ellas que una mujer haya sido vejada, humillada, maltratada, si el maltratador  ha confesado. Lo importante es que este hombre va a engrosar la lista de maltratadores que en definitiva es lo que interesa. Sino es así porque no se manifiestan en contra de sentencias como estas.

 

Si te niegas a reconocer algo que nunca has cometido como es el caso de mi hijo,  no habrá piedad para ti  se te aplicarán todos los artículos de la ley y vas a parar a la cárcel.

Comparada esta sentencia con la de mi hijo se puede comprobar que no a todos los hombres se miden con el mismo rasero, en este país hay que ser importante para quedar absuelto. Una sentencia de cuatro años y dos meses por no hacer nada , porque nada se pudo probar en el juicio de mi hijo, sólo la palabra de la denunciante y el apoyo de las dos psicólogas, y a este juez por todas las perrerías que le hizo a esa mujer 23 meses de cárcel . ¿DONDE ESTA LA JUSTICIA?

 

El País, Lunes 5 de julio de 2010

Javier Martín-Arroyo Sevilla

 

El juez Rafael Ceres sometió a un humillante y pornográfico acoso a una funcionaria durante dos años antes de jubilarse. En una ocasión le propinó latigazos; frecuentemente, dejaba soeces mensajes de teléfono y con asiduidad la sometió a otros episodios  de violencia que la convirtieron en una víctima de “abuso físico, sexual y psíquico

El Juzgado de lo Penal número 9 de Sevilla ha condenado al magistrado a 23 meses de prisión por un delito de malos  psíquicos habituales y otro de lesiones psíquicas. Ceres no irá a la cárcel, tras pagas 50.000 euros y alcanzar un acuerdo las partes para así no prolongar el sufrimiento de la mujer, que ya ha revivido el recuerdo del maltrato durante cuatro años de proceso.

La sentencia recoge cómo Ceres sometió a su ex pareja, oficial en otro juzgado, durante su relación extramatrimonial entre 2004 y 2006: “Le propuso como prueba de amor que se bebiera su orina(…) le hacía continuos reproches por la virginidad perdida, llegando incluso a plantearse la reconstrucción  del himen para complacerlo(…) la llamaba puta y oficialucha de mierda (…) mantenía un comportamiento contradictorio que la desorientaba”.El juez ex titular del Juzgado de Primera Instancia número 14, solicitó el retiro voluntario en octubre de 2007 tras la denuncia de su ex pareja.

A pesar de que un procedimiento abreviado como este suele durar un año, en esta ocasión se prolongó durante cuatro años por los interminables recursos. La víctima debió pedir el traslado a Granada y estuvo 14 meses de baja. Un estudio psicológico dictaminó  “trastorno de estrés postraumático, tipo crónico y trastorno depresivo mayor” que hizo a la mujer medicarse.

A pesar de las innumerables  vejaciones y amenazas, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer 1 que instruyó el caso y la fiscalía Sevillana  consideraron inicialmente que el maltrato sólo constituía una falta. Pero la Audiencia Provincial estimó que la “brutal crueldad” tenia entidad de delito: “No puede hablarse de una simple vejación venial, sino una violencia psíquica habitual, porque tales invectivas reiteradas alteran gravemente la salud y bienestar psíquico de cualquier persona” La tortuosa relación se basó en un maltrato continuado del juez “El acusado, con un cinturón, le propinó cuatro o cinco latigazos, provocándole lesiones”. El juez se arrepintió, por lo que la víctima no le denunció. A finales de ese año, Ceres “sospecho que ella pudiera estar embarazada, increpándole y diciéndole que era una forma asquerosa de pillar a un hombre, golpeándole varias veces en el vientre con el puño, sin que le causara lesión”. Con la relación concluida, “se presentó en su casa, tumbándola en la cama, le puso una almohada en la cara, iniciándose un fuerte forcejeo que le provocó un vómito”.

El decanato no recibió quejas por sus decisiones “Era un tipo gris. No venia a las juntas de jueces” destaca un magistrado.

 

 

 

 

 

0 comentarios